27/07/2022 00:17 (UTC)
Managua, 26 jul (EFE).-(Imágenes: Renée Lucía Ramos) En un pequeño pueblo del Pacífico de Nicaragua cada 26 de julio hay una gran fiesta. Sin importar la edad ni parentescos, este día en el municipio de Nindirí todos se consideran nietos de Santa Ana, la abuela de Jesucristo en la fe cristiana, y a quien los hombres pagan promesas con dolor cuando intercede por ellos ante Dios. Desde temprano, José Rafael Flores y su hijo de tres años lucieron sus sacos (americanas) negros, pantalones blancos y gorros de flores, que compraron con anticipación para lucir elegantes en la fiesta. El atuendo no estaría completo sin su cara pintada de negro con una mezcla de carbón con vaselina, y su regla de chaperno, una madera flexible propia de Mesoamérica, con la que pagan sus promesas a “la abuela”. EDICIÓN Y LOCUCIÓN JAIME AMAYA PINTO
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