La Galería Borghese de Roma acoge el lienzo de "La Mulata" de Velázquez

Roma (Italia), 25 mar (EFE).- (Imagen: Daniel Cáceres) "La Mulata", cuadro de juventud de Diego Velázquez, se expone desde este lunes en la Galería Borghese de Roma entre algunos de los lienzos más conocidos de Caravaggio, destacando la huella inicial del maestro italiano sobre el pintor sevillano.

"Velázquez debuta con una maravillosa atención hacia la sombra y la luz, con una pintura tenebrista, con una grandísima atención a la ejecución de la naturaleza muerta y al estudio del modelo (...) Eso nos deriva al naturalismo que caracteriza la pintura de Caravaggio", explica a EFE la directora del museo, Francesca Cappelletti.

CONTIENE IMÁGENES DE LA GALERÍA BORGHESE DE ROMA Y DEL CUADRO "LA MULATA" DE DIEGO VELÁZQUEZ JUNTO A OTRAS OBRAS DE CARAVAGGIO, EN ROMA, ITALIA. INCLUYE TOTALES DE FRANCESCA CAPPELLETTI, DIRECTORA DEL MUSEO GALERÍA BORGHESE DE ROMA.

TRADUCCIÓN TOTALES:

1.- "Velázquez ya empezó con esta maravillosa tensión entre sombra y luz, ¿no?, con este cuadro tenebrista, pero sobre todo con una atención muy grande a la ejecución del bodegón y también a, digamos el estudio del modelo porque aquí la protagonista es ciertamente una mujer joven que está atrapada en un momento de la vida cotidiana y por lo tanto esto también nos remite a ese cuadro del natural, a ese cuadro, con el ejemplo del natural por delante que caracteriza la pintura de Caravaggio".

2.- "Seguramente Velázquez se presenta como un artista ya muy independiente y original y en la escena de la Sevilla de la época y que era ciertamente una ciudad muy viva desde el punto de vista artístico, pero también desde el punto de vista del comercio. Tanto es así que en estudios recientes se piensa que Velázquez pudo ver cuadros que venían de Italia y, por tanto, probablemente también copias que llegaron a Sevilla desde Italia".

3.- "Pero lo que llama la atención en este cuadro es que nos habla de un gran artista, un artista con ideas compositivas ya muy originales y esta irrupción de lo sagrado dentro de lo cotidiano. En realidad, quizá sea éste el rasgo más fascinante de este cuadro, el hecho de que en el fondo aparezca un pasaje de la Cena de Emaús. De modo que es como si el pintor nos invitara a considerar que ningún espacio, ni siquiera el de una cocina, nadie es trivial, nadie se limita a la acción de ese momento, sino que en toda nuestra acción cotidiana podemos ver, ¿no? La huella de lo sagrado".