26/04/2000 12:00 (UTC)
Para el pastor vasco, un cordero es casi sagrado. Dedica su vida a su labor desde el momento en que nace el borrego hasta aquel en que se envía al mercado. Cuando una oveja pierde a su cordero, se le da otro que haya nacido de un parto gemelo. Si se niega a adoptarlo, se despelleja a su cordero, ya muerto, y se le pone la piel como un guate al cordero vivo. La oveja suele aceptar entonces al intruso, y a los dos días se quita a este la piel ajena. En la foto aparece el pastor vasco Eduardo Ederra ayudado por su hijo Francisco, poniendo a un cordero vivo la piel de otro muerto. EFE(PIÉ DE FOTO ORIGINAL).
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