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16/08/2021 08:11 (UTC)

SIBERIA TIUNMEN

La capital del petróleo ruso quiere pasar del negro al verde

Tiumén (Rusia), 16 ago (EFE).- (Imagen: Fernando Salcines) De granero de hidrocarburos a cinturón ecológico. La capital del gas y el petróleo rusos quiere convertirse en el pulmón de Siberia. La región de Tiumén se mira en el espejo de Texas para pasar del negro al verde.

"Las reservas de hidrocarburos no son infinitas", afirma a Efe Alexéi Tólstikov, vicerrector de la Universidad Estatal de Tiumén, quien defiende el desarrollo de las tecnologías verdes y el turismo como futuras fuentes de crecimiento de la región. Se trata de una estrategia a largo plazo en la que la Universidad crea tendencias "para los próximos cincuenta años".

Ubicada en Siberia Occidental, 2.200 kilómetros al este de Moscú, esta región prácticamente desconocida en el resto del mundo surte el 30 % de la producción mundial de gas y cubre el 80 % de las exportaciones de crudo ruso. Sin embargo, la conciencia de que la bonanza no es eterna le obliga a repensar su futuro.

EL PULMÓN DE SIBERIA.

Y en ese sentido, la comunidad docente y las autoridades promueven nuevos programas de estudio, entre los que se prioriza "la agricultura regenerativa y los sistemas de compensación de la huella de carbono".

“Se trata -explica Tólstikov- de cultivos que permiten absorber los gases de efecto invernadero y que cumplen con la doble función de surtir de alimentos y, a la vez, sanear la atmósfera y reducir la incidencia humana sobre el planeta".

Porque el impacto del cambio climático, que tantos problemas causa a nivel mundial, trae a Tiumén "nuevas posibilidades", ya que suaviza los crudos inviernos siberianos e incrementa la superficie de tierras cultivables en esta región, algo que será aprovechado para promover sembrados que "sirvan como sumideros de carbono".

"Siberia occidental cuenta para ello con vastos territorios, y no podemos olvidar el gigantesco papel de las zonas pantanosas en los ciclos globales de intercambio de carbono", afirma el vicerrectr, convencido de que esta región inhóspita “puede ofrecer al mundo una enorme zona búfer de absorción de emisiones de efecto invernadero”.

Así, asevera, “la región puede convertirse en el pulmón de Siberia ya que, a diferencia de la cuenca del Amazonas, donde el ciclo de absorción y reemisión de carbono es rápido, los pantanos siberianos capturan estos gases y no los devuelven a la atmósfera”.

A ello se suma el hecho de que Tiumén es una zona riquísima en recursos naturales: además del petróleo, cuenta con una inmensa área de bosques, superior a los 11 millones de hectáreas y una capacidad de producción anual de más de 3 millones de metros cúbicos de madera procesada.

CIUDAD CON ALMA UNIVERSITARIA.

Una abundancia que a primera vista contrasta con la homónima capital de la región, urbe pequeña, limpia y provinciana, de pequeñas construcciones y cuyo centro está literalmente tomado por la Universidad Estatal, hasta el punto que el campus universitario, más de una decena de edificios, se integra armónicamente a la ciudad.

Es por ello que no es de extrañar la cantidad de estudiantes, muchos de ellos extranjeros, que pululan por el centro de Tiumén, y traen aires de renovación a esta ciudad, ubicada en el corazón de Siberia. Esa presencia joven y multinacional también es una señal de los cambios que tienen lugar en esta región.

La población actual de Tiumén, fundada en 1586 sobre el río Turá, no llega al millón de personas. Sin embargo, hay una especie de orgullo particular en sus habitantes.

"Nací aquí y, para mí, esta es la mejor ciudad del mundo", comenta a Efe Marina, guía turística, mientras trata de contagiar a los demás su amor por esta urbe de 435 años.

Muestra el flamante malecón de cuatro niveles junto al río y el Puente de los Enamorados, construido en ocasión del 400 aniversario de la ciudad, uno de los lugares de descanso más populares de los tiumenos.

Nastia, arquitecta de profesión, vino a Tiumén desde Tobolsk, la antigua capital de la Gobernación de Siberia, división administrativa zarista que se extendía desde los Urales hasta el océano Pacífico, y tiene una visión más terrenal de la realidad: afronta una hipoteca que pagar y su salario apenas le alcanza, por lo que busca alternativas de ingreso y se dedica al diseño de interiores.

Sin embargo, confiesa estar a gusto aquí. "En Tiumén se vive igual que en cualquier otra ciudad. Pero me siento como en casa, hay una vida nocturna activa, lugares donde pasear y pasarla bien", dice a Efe, antes de retomar su caminata por el malecón del Turá.

Mientras devela detalles y curiosidades de la historia local, Marina habla de los huéspedes ilustres de la ciudad, y cuenta que hasta Vladímir Lenin, el líder del proletariado mundial, la visitó.

Durante su estancia, dice, “el insigne bolchevique engordó un par de kilogramos pese a no probar ni bocado, hasta el punto de que un sastre local tuvo que confeccionarle un nuevo traje, sin saber quién era su cliente, y sin posibilidad de tomarle las medidas”.

Eso sucedió, afirma, en julio de 1941, durante la Segunda Guerra Mundial, cuando el Kremlin tomó la decisión de evacuar la momia del fundador de la URSS desde el mausoleo de la Plaza Roja en Moscú, y los restos del líder soviético fueron trasladados en tren hasta Tiumén.

Ante los posibles riesgos del largo viaje y los calores del verano siberiano, los momificadores se excedieron en el suministro de conservantes, lo que condujo a que Lenin ganase en peso. Aún con todo, el líder comunista yació tranquilamente en la sede de la Universidad Técnica Agraria de Tiumén, un solemne edificio azul de principios del siglo XX, que se alza sobre la ribera del Turá, hasta julio de 1945, cuando regresó a Moscú.

TIUMÉN, LA MIAMI DE SIBERIA.

Pero hay mucho más que ver en la ciudad, dice Marina, mientras invita a continuar el recorrido, y recomienda de modo especial el museo local, “con una exposición paleontológica que presenta el esqueleto en perfecto estado de un mamut, hallado en las cercanías de la ciudad en el siglo XIX, además de restos de un bisonte y un rinoceronte prehistóricos, entre otras piezas curiosas”.

Y es que, “entre las alternativas verdes de desarrollo de la región, destaca de modo particular la propuesta de convertirla en un polo turístico”, afirma Tólstikov.

Al discreto encanto de esta ciudad provinciana se suma un importante hallazgo que llegó de la mano de la prospección petrolera: durante las investigaciones en las cercanías de la ciudad, en vez de petróleo de los pozos manaron aguas termales, gracias a lo cual, en vez de erigir torres de extracción, se construyen balnearios.

"De hecho, Tiumén se está convirtiendo en una especie de Miami", comenta, porque la gente “viene a la ciudad a descansar y a curarse”.

"Tenemos fuentes termales, una vida confortable desde el punto de vista del clima. Vienen desde jubilados hasta estudiantes. No es una ciudad industrial, por lo que la situación ecológica es favorable", explica.

El parque acuático Leto-Leto (Verano-Verano) de Tiumén, proyecto turístico insignia de la región, es el baleario termal más grande de toda Siberia, y su pozo de más de 1.200 metros de profundidad surte de agua salada y caliente todo un conjunto de piscinas, saunas y diversas atracciones.

"Tiumén se ha convertido en la tercera ciudad de Rusia en calidad de vida", afirma Tólstikov, al recalcar que no tendrá mar como Miami, pero cuenta con fuentes termales, lo cual le otorga "un alto estatus a nivel nacional. Inesperadamente la cara de la región ha cambiado", asevera.

Y augura que esta región siberiana correrá la misma suerte que Texas, "que pasó de ser una zona petrolera a uno de los mayores centros biotecnológicos y médicos de EEUU, gracias a los recursos de la renta petrolera".

IMÁGENES DE RECURSO DE LA CIUDAD SIBERIANA DE TIUMÉN.

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