Jesse Fernández, un artista polifacético

La cámara del cubano Jesse Fernández fotografió a los personajes más relevantes de las artes del siglo XX. Jorge Luis Borges, Salvador Dalí, Ernest Hemingway, Joan Miró, Edgar Varesse, Marlene Dietrich o Francis Bacon fueron inmortalizados para siempre por este fotógrafo (La Habana 1925- París 1986) que alcanzó fama internacional.

Jesús Antonio Fernández Martínez nació en La Habana en 1925 y murió en la capita francesa en 1986. Hijo de campesinos asturianos, se trasladó a España huyendo de la dictadura cubana de Gerardo Machado. Allí se afincó en Asturias con su madre y su hermano “viajamos a España y aprendí a pescar, a cazar, a bailar, a ser un campesino que ayuda a su familia. No conocía el dinero. Hasta los catorce años intercambiamos “madreñas”, zuecos de madera, porque un tío mío era madreñero”, contaría en su biografía.

Como consecuencia de la Guerra Civil española, Jesse regresa a su Cuba natal, un viaje no exento de dificultades y añoranzas “sufrí un shock cultural por el idioma. Yo hablaba asturiano, bable, en el que todo se dice con ‘x’. Al llegar a Cuba, donde recibí el apodo de “gallego”, tuve que sufrir una época violenta para sobrevivir, pero después de dos riñas callejeras comenzaron a respetarme. Como soy muy habanero aprendí a bailar y pasé mi juventud a ritmo del danzón”.

El pequeño Jesse no...

La cámara del cubano Jesse Fernández fotografió a los personajes más relevantes de las artes del siglo XX. Jorge Luis Borges, Salvador Dalí, Ernest Hemingway, Joan Miró, Edgar Varesse, Marlene Dietrich o Francis Bacon fueron inmortalizados para siempre por este fotógrafo (La Habana 1925- París 1986) que alcanzó fama internacional.

Jesús Antonio Fernández Martínez nació en La Habana en 1925 y murió en la capita francesa en 1986. Hijo de campesinos asturianos, se trasladó a España huyendo de la dictadura cubana de Gerardo Machado. Allí se afincó en Asturias con su madre y su hermano “viajamos a España y aprendí a pescar, a cazar, a bailar, a ser un campesino que ayuda a su familia. No conocía el dinero. Hasta los catorce años intercambiamos “madreñas”, zuecos de madera, porque un tío mío era madreñero”, contaría en su biografía.

Como consecuencia de la Guerra Civil española, Jesse regresa a su Cuba natal, un viaje no exento de dificultades y añoranzas “sufrí un shock cultural por el idioma. Yo hablaba asturiano, bable, en el que todo se dice con ‘x’. Al llegar a Cuba, donde recibí el apodo de “gallego”, tuve que sufrir una época violenta para sobrevivir, pero después de dos riñas callejeras comenzaron a respetarme. Como soy muy habanero aprendí a bailar y pasé mi juventud a ritmo del danzón”.

El pequeño Jesse no...

La cámara del cubano Jesse Fernández fotografió a los personajes más relevantes de las artes del siglo XX. Jorge Luis Borges, Salvador Dalí, Ernest Hemingway, Joan Miró, Edgar Varesse, Marlene Dietrich o Francis Bacon fueron inmortalizados para siempre por este fotógrafo (La Habana 1925- París 1986) que alcanzó fama internacional.

Jesús Antonio Fernández Martínez nació en La Habana en 1925 y murió en la capita francesa en 1986. Hijo de campesinos asturianos, se trasladó a España huyendo de la dictadura cubana de Gerardo Machado. Allí se afincó en Asturias con su madre y su hermano “viajamos a España y aprendí a pescar, a cazar, a bailar, a ser un campesino que ayuda a su familia. No conocía el dinero. Hasta los catorce años intercambiamos “madreñas”, zuecos de madera, porque un tío mío era madreñero”, contaría en su biografía.

Como consecuencia de la Guerra Civil española, Jesse regresa a su Cuba natal, un viaje no exento de dificultades y añoranzas “sufrí un shock cultural por el idioma. Yo hablaba asturiano, bable, en el que todo se dice con ‘x’. Al llegar a Cuba, donde recibí el apodo de “gallego”, tuve que sufrir una época violenta para sobrevivir, pero después de dos riñas callejeras comenzaron a respetarme. Como soy muy habanero aprendí a bailar y pasé mi juventud a ritmo del danzón”.

El pequeño Jesse no...

La cámara del cubano Jesse Fernández fotografió a los personajes más relevantes de las artes del siglo XX. Jorge Luis Borges, Salvador Dalí, Ernest Hemingway, Joan Miró, Edgar Varesse, Marlene Dietrich o Francis Bacon fueron inmortalizados para siempre por este fotógrafo (La Habana 1925- París 1986) que alcanzó fama internacional.

Jesús Antonio Fernández Martínez nació en La Habana en 1925 y murió en la capita francesa en 1986. Hijo de campesinos asturianos, se trasladó a España huyendo de la dictadura cubana de Gerardo Machado. Allí se afincó en Asturias con su madre y su hermano “viajamos a España y aprendí a pescar, a cazar, a bailar, a ser un campesino que ayuda a su familia. No conocía el dinero. Hasta los catorce años intercambiamos “madreñas”, zuecos de madera, porque un tío mío era madreñero”, contaría en su biografía.

Como consecuencia de la Guerra Civil española, Jesse regresa a su Cuba natal, un viaje no exento de dificultades y añoranzas “sufrí un shock cultural por el idioma. Yo hablaba asturiano, bable, en el que todo se dice con ‘x’. Al llegar a Cuba, donde recibí el apodo de “gallego”, tuve que sufrir una época violenta para sobrevivir, pero después de dos riñas callejeras comenzaron a respetarme. Como soy muy habanero aprendí a bailar y pasé mi juventud a ritmo del danzón”.

El pequeño Jesse no...

La cámara del cubano Jesse Fernández fotografió a los personajes más relevantes de las artes del siglo XX. Jorge Luis Borges, Salvador Dalí, Ernest Hemingway, Joan Miró, Edgar Varesse, Marlene Dietrich o Francis Bacon fueron inmortalizados para siempre por este fotógrafo (La Habana 1925- París 1986) que alcanzó fama internacional.

Jesús Antonio Fernández Martínez nació en La Habana en 1925 y murió en la capita francesa en 1986. Hijo de campesinos asturianos, se trasladó a España huyendo de la dictadura cubana de Gerardo Machado. Allí se afincó en Asturias con su madre y su hermano “viajamos a España y aprendí a pescar, a cazar, a bailar, a ser un campesino que ayuda a su familia. No conocía el dinero. Hasta los catorce años intercambiamos “madreñas”, zuecos de madera, porque un tío mío era madreñero”, contaría en su biografía.

Como consecuencia de la Guerra Civil española, Jesse regresa a su Cuba natal, un viaje no exento de dificultades y añoranzas “sufrí un shock cultural por el idioma. Yo hablaba asturiano, bable, en el que todo se dice con ‘x’. Al llegar a Cuba, donde recibí el apodo de “gallego”, tuve que sufrir una época violenta para sobrevivir, pero después de dos riñas callejeras comenzaron a respetarme. Como soy muy habanero aprendí a bailar y pasé mi juventud a ritmo del danzón”.

El pequeño Jesse no...