19/12/2022 16:12 (UTC)
MADRID, 26/12/2022.- Desde 1995, el relojero Jesús López-Terradas pasa los últimos días del año con una única misión en mente: tener a punto el reloj de la Puerta del Sol para dar las campanadas de Nochevieja. Todo medido, aunque siempre queda una milimétrica posibilidad de que algo falle y, "si se parte una rueda, el 'plan B' es echarse a llorar". El habitáculo que alberga la maquinaria del reloj acoge el día 31 de diciembre a "tres o cuatro" profesionales: "Uno está pendiente del mecanismo de la bola, otro del movimiento, otro de la sonería de los cuartos y otro de la sonería de las horas. Por si surge cualquier cosa, corregirla". López-Terradas asegura que, aun sin ser "nula", la probabilidad "de que pueda ocurrir algo" que dé al traste con las campanadas es "muy pequeña". EFE/ Sergio Pérez
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