04/05/2023 16:40 (UTC)
PAMPLONA, 04/05/2023.- Lazos históricos, afinidades culturales, la coincidencia del nombre, avatares bélicos o circunstancias casuales como compartir las vivencias evangelizadoras de un santo, son algunas de las razones que están detrás del hermanamiento entre localidades, una dinámica que tuvo su auge especialmente en la segunda mitad del siglo XX. El hermanamiento entre poblaciones ubicadas a miles de kilómetros no deja de ser un empeño de buenas voluntades surgido en la reconstrucción de Europa tras la II Guerra Mundial, con la apertura entre los países que querían alejar una experiencia tan traumática e intercambiar experiencias culturales, económicas y sociales. En cuanto a la elección de la localidad con la que hermanarse, los motivos son casi tan diversos como los municipios que los suscriben, y en algún caso se remontan a siglos atrás, como el pacto de la ciudad de Pamplona y la nipona de Yamaguchi, donde el patrón de Navarra, San Francisco Javier, comenzó la evangelización de Japón. Casi 500 años después Pamplona cuenta con un “Parque de Yamaguchi”, aunque también en Yamaguchi hay vestigios sanfermineros, como una figura del gigante misionero “Savieru”, que sale por las calles en días festivos. EFE/ Jesús Diges
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