12/04/2025 08:12 (UTC)
Chiclana de la Frontera (Cádiz), 12 abr (EFE).- Que su humo y su cera no dañen las valiosas tallas de los pasos, ni sus delicadas telas; que no se consuman en las doce horas que puede tomar una procesión o que su llama aguante a la intemperie el incesante bamboleo de los pasos, son algunos de los desafíos a los que se enfrentan los cirios, un exigente ingrediente de la liturgia de la Semana Santa.Lo sabe perfectamente Arturo Soto, un empresario que, tras perder su negocio de aire acondicionado en la crisis del 2008, tuvo que reinventarse y decidió tirar de su pasión cofrade para fundar en su municipio, Chiclana de la Frontera (Cádiz), la cerería 'La Madrugá', que esta Semana Santa ha surtido de cirios y velas a más de 700 cofradías de toda España.IMAGEN: ROMÁN RÍOSTOTALES DE ARTURO SOTO DE LA ESPADA, PROPIETARIO DE LA CERERÍA 'LA MADRUGÁ'.IMÁGENES DE ELABORACIÓN DE CIRIOS EN 'LA MADRUGÁ'.
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